jueves, 28 de julio de 2016

Palabra cazada: Sensaciones

Dice Lázaro Carreter.


“Los medios de comunicación fueron contando desde horas antes lo que ocurría en el estadio y alrededores. Fue más atractivo el ambiente, animado por los vocejones de los forofos y forofas, que, confesaban tener ‘buenas sensaciones’. Era, sin duda, un pensamiento que les había entrado a gatas en los sesos por una rendija del cráneo, y que ahora expelían. Querían decir que algo les había presentir la victoria de su equipo. O me equivoco mucho, o las ‘sensaciones’ están sustituyendo a las ‘vibraciones’, como no hace mucho empezó a decirse, para dominar todas la formas del barrunto. Tan patente vulgaridad se ha colado en el último Diccionario; eran mucho más bellas las ‘vibraciones’. Las ‘sensaciones’ contribuyen a la reducción galopante de nuestro idioma, al que se están birlando vocablos , aparte ‘barrunto y presentimiento, corazonada, augurio, presagio o premonición’.

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jueves, 21 de julio de 2016

Palabra cazada: Verde

Hasta mediados del siglo pasado se llamaba “libro verde” al “libro en que se escribían maldades, denuncias y acusaciones”. Hoy ya no se habla de “libro verde” en este sentido. Aunque sí que existen las modernos libros blancos, amarillos, azules y verdes también que publican los gobiernos.
Más vigencia tiene el llamar “viejo verde”  (y también “vieja verde”)  ‘a los ancianos de primavera tardía, sin achaques notables, a quienes les aguija aún la libido, o aquellos que, según la literatura dl siglo XVIII, son vejetes canijos, casi siempre gotosos, cortesanos, que gallardean entre petimetras…’ según nos dice Lázaro Carreter.

“Pero no sólo personas pueden ser verdes (sigue diciendo Lázaro Carreter), vocablos, dichos, chistes y cosas así sin capaces de tal mérito. Éstos eran ‘colorados’ hasta el siglo XVIII. El Diccionario define ‘palabras coloradas” como las ‘deshonestas e impuras, que se mezclan en la conversación por vía de chanza”.
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viernes, 15 de julio de 2016

Palabra cazada: Entrenar

Sobre el uso de esta palabra en los medios deportivos, dice Lázaro Carreter:


“Sin duda, ‘entrenar’ es uno de nuestros vocablos más mutantes: sabemos los prehistóricos del idioma que, en nuestros tiempos, los jugadores ‘se entrenaban’, mientras que el ‘coach’ (para variar y modernizar el léxico) los ‘entrenaba’; primera sacudida proveniente de América: se amputó el pronombre y así, Morientes ‘entrena’ cuando corre salta y pelotea, y, a su vez, Camacho ‘entrena’ a la selección. ‘Entrenar’ asumía de esa manera su antiguo significado reflexivo, podía seguir siendo transitivo, y, de paso, se travestía de intransitivo. Como es natural, el Diccionario académico no ha acogido tan fea mutilación, que no es sólo léxica, sino que ataca al corazón de la Gramática. Y eso es un poco más serio.”

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viernes, 8 de julio de 2016

Palabra cazada: Incontinencia

A propósito de la palabra, cuenta Lázaro Carreter lo siguiente:


“El partido de fútbol contra Eire, supuso la coronación de Iker I de España, tras un corto exilio en que llegó a ser II de Madrid. Lo explicó con precisión un locutor: el muchacho estaba destinado a ser también suplente en Corea, pero el titular se lesionó. Y –dijo literalmente el informante- ‘ante esa incontinencia, el que era entonces segundo portero, tuvo la oportunidad de sacar de sí todo lo que tenía dentro’. ¿Deseó decir que la ‘contingencia’, convertido por él en ‘incontinencia’ favoreció a un inmenso meón? ¿Gracias a eso se produjo la ‘enaltación’ de éste, según una veterana presentadora televisiva?

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sábado, 2 de julio de 2016

Locución cazada: Poner los pelos de gallina

Dice Lázaro Carreter:


“Por pura broma empezó a cruzarse ‘carne de gallina’ con los ‘pelos de punta’, y procrearon el burdégano ‘los pelos de gallina’. Así empezó a ser empleada no hace aún tres lustros, y quienes lo hacían tenían clara conciencia de su ocurrente y culta extravagancia. Pero el reinante analfabetismo se apropió de ella, se olvidó del dislate, y ésta anda por antenas como locución de casta. A miles de aficionados ‘se les pusieron los pelos de gallina’ cuando, ante Eire, el Cid Casillas expulsó con sendos mamporros el esférico que, por dos veces, se le venía enfurecido vía penaltis (¡vana ilusión!). El locutor que emitió tal sandez, atontado por el paroxismo, ni se dio cuenta de qué decía: para él, en aquel trance conmovedor, hasta los lenguados podrían ser peludos.”

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