Es un anglicismo, traído por los
publicitarios, dándole el sentido americano que tiene como la empresa comercial
o persona que paga un programa comercial de radio (o televisión) a condición de
que se le nombre en él.
Es un anglicismo innecesario. Ya tenemos
en castellano las palabras “patrocinador”, “patrocinar” o “patrocinio” con el
mismo significado que quieren dar aquellos que hablan de “sponsor”,
“sponsorizar” o “sponsorización”.
Es un anglicismo utilizado también en el
ámbito deportivo (sponsorizar clubs o equipos) y en el de la cultura
(sponsorizar conciertos, exposiciones, montajes teatrales...), invadiendo el
terreno de otras palabras propias
nuestras como “mecenas” o “padrino”
Lázaro Carreter, con su conocida y
habitual ironía, termina diciendo al respecto: “Con el tiempo oiremos decir que
Santiago es el sponsor de España”.